Deseo, juego, transformo y me apropio esto es lo que dará
un nuevo sentido a mi espacio, a mi mundo, a mí mismo y a mis pares ...
No sólo
podemos ver el juego como transformación, sino también en transformación. El
juego sufre modificaciones en los diferentes grupos etáreos y también a lo largo de los distintos períodos históricos. Estamos frente a
transformación de hábitos y rutinas diarias que se reflejan en modalidades de juego; modificaciones en los juegos y juguetes,en los contenidos; en los espacios disponibles para el juego y también en su estilo. Esta transformación de la que
somos testigos en cada contexto urbano o rural, se va originando por
factores culturales, sociales, ambientales, etc.
Si bien el juego recrea, las
posibilidades que se van habilitando desde lo social,
también influye en las diferentes posibilidades de apropiación del espacio.
Cuáles son
las posibilidades reales para jugar en un marco estrictamente urbano?
Cuáles son los
espacios abiertos, los espacios verdes dispuestos para la población?
Cuales las políticas públicas para atender estas necesidades de los ciudadanos?
Dentro
de ellos primordialmente la población infantil, la joven, y la adulta.-
Una década atrás la
calle era un espacio que no estaba diseñado para el juego
específicamente, pero era apropiado por los niños en sus despliegues
lúdicos. Allí, cualquier elemento del espacio podía incorporarse al juego, formando parte de ese mundo fantástico. El
sonido de una ambulancia, los bomberos o la policía formaba parte del
juego durante un momento. Un árbol, una casa podían
ser el límite de un territorio de juego. El juego en la calle no
es específico, los niños van en busca de él, les lleva tiempo encontrar los objetos que se adapten a sus necesidades lúdicas.-
Es el
instrumento del cuál se sirve para adaptarse, vivenciar la realidad, adquirir
conocimientos y establecer vínculos. Es un lazo entre la
realidad y la fantasía. Para el niño el juego es una vía de escape donde fluyen
sus emociones, conflictos, estrategias, asume roles propios y ajenos. El niño
no simula, vive como propias cada experiencia lúdica. Para él, el hecho de jugar
es interesarse por personas, actividades, cosas, y por uno mismo. Es un medio
para adaptarse al entorno que lo circunda, es un modo de aprendizaje clave en
los primeros años de su vida y básico en la formación de su personalidad.