Los niños pueden cambiar la ciudad

El programa Ciudad de los niños celebró su 10° aniversario en Rosario. Participan chicos de toda la ciudad aportando ideas que después tratan en la Municipalidad y se convierten en medidas concretas.

El proyecto Ciudad de los niños cumplió 10 años en Rosario, donde el viejo sueño del pedagogo italiano Francesco Tonucci, ideólogo del programa, se convirtió en una realidad palpable, que se respira en cada uno de los seis distritos descentralizados donde funcionan los consejos integrados por chicos de 10 a 14 años, quienes -bajo esta consigna- tienen la responsabilidad de pensar la ciudad con una mirada propia.

El sábado 11 de agosto, los niños y adolescentes que pasaron por los consejos se reunieron en el teatro La Comedia, donde se realizó un acto para festejar los diez años de un proyecto que logró algo que suena utópico y casi imposible: que los chicos tengan participación en el abordaje de los problemas de una ciudad. Tonucci plantea que "si una ciudad es vivible, segura y respetuosa para los niños lo será para todos los ciudadanos". Poco a poco este concepto empezó a ser palpable en proyectos concretos que salieron de los propios chicos.>

Según señaló Leandra Bonofiglio, quien dirige el proyecto, "la importancia fundamental de estos diez años es que el programa se haya sostenido en el tiempo y entonces está mucho más instalado entre la gente, en las escuelas y en los espacios de la ciudad. Los chicos hacen propuestas simples, de sentido común. Y la idea es que así vayan generando cambios en la vida cotidiana de la ciudad".>

Consejos de niños
Una de las tareas principales del proyecto pasa por el trabajo de los consejos que funcionan en seis sectores de Rosario. Los sábados en cada consejo se reúnen unos 30 chicos, que representan a las diferentes escuelas del lugar (públicas, privadas, especiales y confesionales).

"Allí se motiva a los chicos, a través de una didáctica lúdica, a participar en los problemas y el diseño de la ciudad, por medio de sus propios proyectos, que luego se elevan al Ejecutivo Municipal o al Concejo Deliberante. Una vez aprobado, el proyecto debe concretarse bajo el contralor de una comisión intergubernamental, integrada por un funcionario de cada secretaría del municipio", sostuvo Bonofiglio.>

Uno de los ejemplos más claros que se han tratado en los consejos es el diseño de las plazas. Y la incidencia de los chicos cambió la fisonomía de muchos espacios públicos pensados por los grandes.>

Los coordinadores de Ciudad de los niños cuentan que una de las cosas que cuestionaron los consejeros fue que las plazas eran planas, "sin montañitas donde treparse". Esto que a una persona adulta es posible que jamás se le haya ocurrido logró modificar la concepción de la Secretaría de Planeamiento que desde ahora diagrama las plazas con elevaciones y desniveles.>

Otro de los principales problemas desde la visión de los chicos que fueron abordados por el municipio fue la inseguridad. Ante esa necesidad los chicos instalaron en la zona norte la propuesta "Siéntase parte del juego".>

En este caso, ante el problema de la inseguridad que no les permite jugar en las veredas y las plazas, los chicos plantearon como solución que haya gente en las calles. Entonces, propusieron la instalación de bancos en un radio de 20 cuadras, donde los vecinos se puedan sentar mientras ellos juegan y que, aunque no sean sus padres, ellos puedan recurrir en caso de necesitar ayuda.>

El día del juego y la convivencia
Uno de los primeros proyectos que surgieron de los consejos fue en el año 1998 cuando el Concejo Municipal votó por unanimidad que el primer miércoles de octubre de cada año se celebre el Día del Juego y la Convivencia, porque "jugar y convivir son los verbos de la democracia".

Leandra Bonofiglio señaló que una de las iniciativas de los chicos que más se pegó en la gente es esta celebración, que ya lleva ocho años. "Es un festejo al que cada vez se suman más rosarinos y no se trata sólo de un acontecimiento, sino de un espacio de encuentro con los adultos que los mismos chicos estaban necesitando", indicó la coordinadora.>

"Arrebatados en banda"
Desde hace tres años, en el marco del proyecto Ciudad de los Niños comenzó a rodar por el éter rosarino el programa "Arrebatados en banda", conducido y producido por chicos de los consejos, que los sábados plantean sus ideas en la radio.

Recientemente, entrevistaron al pedagogo italiano Francesco Tonucci. Se reproduce un extracto del diálogo con los niños. Tonucci opinó: "Las ciudades no tienen remedio, pero quieren salvarse, Es un discurso triste, pero creo que es correcto hacerlo también con ustedes que son niños. La ciudad está muriendo, nuestro mundo está muriendo, tenemos que hacer algo de corte, de valor, radical, no podemos seguir con las cosas razonables. Razonablemente, nos estamos destruyendo y tenemos que hacer algo nuevo, creativo, así como se mueven los niños. Por eso creo que las ciudades no tienen más remedio que escuchar a los niños. Yo sé que lo que estoy diciendo es un sueño, mucha gente lo puede considerar una utopía. Creo que de aquí a diez años las ciudades deberán rendirse al pensamiento infantil, si quieren salvarse".

Corresponsalía Rosario

La experiencia y el comentario de una mamà que llevo a su pequeño hijo a una Escuela Montessori

En una escuela Montessori todo es proporcional al tamaño de los niños: mesas, sillas, estantes. Ellos aprenden "jugando", es decir, con material educativo en donde el aprendizaje va de lo concreto a lo abstracto a contrario de una escuela convencional donde "nos recetan" información de memoria que, por supuesto, luego olvidamos. Con decirles que fue ahi donde vine a entender el proceso exacto que realiza nuestra mente cuando resolvemos una raíz cuadrada..., en su momento aprendí a hacerlas mecánicamente pero sin ir más allá.
Todo esta armado para crear un ambiente de aprendizaje y libertad, los niños pueden seleccionar el área hacia donde enfocarán su esfuerzo del día: Geografía, Matemáticas, Gramática, etc. y cuentan con el apoyo de una guía especializada (enfatizo: no cualquiera es guía especializada) quién deberá guiarlos y supervisarlos para que realmente cumplan con los objetivos totales de aprendizaje. No hay un recreo como tal, si un niño desea salir puede hacerlo...aunque lo hacen poco, la diversión realmente está adentro. Y ¿saben qué? ¡terminan amando el aprendizaje!.
Papás y maestros deben trabajar en forma coordinada creando ambientes similares y reglas idénticas en casa y escuela; Maure nos hizo entonces participar en talleres y adentrarnos en la Filosofía Montessori (es toda una forma de vida) para generar las condiciones educativas apropiadas. El punto clave es la libertad con límites, es decir, el peque debe saber perfectamente qué puede y no puede hacer y porqué; ahí es donde truenan algunos papás –o escuelas—y ahí está la crítica más fuerte para el sistema montessori.
Con el primero y el retoñitodespués –quién ni adiós me dijo en su primer día de clases, snif—viví varias experiencias gratificantes, como aquellos festejos de Dia de Madres en donde un equipo de pequeños menores de tres años se afanaban en servir el desayuno –mini sillas, miniplatos, minisandwiches, mini vasos, mini ¡todo!—a sus mamás para luego acudir a "lavar y guardar la loza", todo con una función doble: homenajear a sus emocionadísimas mamás y trabajar su coordinación motora mayor –con pequeñas actividades domésticas--.
Su actividad cotidiana incluía una alimentación sana, el cuidado del medio ambiente, el arte pero, sobre todo, la práctica de los valores. Los grupos estaban formados por niños de diversas edades –Cuarto de Bebés de año y medio a tres años por ejemplo--, pero además podía contar con uno o dos niños con capacidades diferentes sujetos a las mismas normas que el resto, de modo que había más de un momento para vivir la tolerancia, el respeto, la empatía, etc. bajo el ojo avisor de la guía.
Supe pronto que siempre había sido "mamá montessori" sin saber que eso existía; mis hijos menores cursaron jardin y primaria en esa opción para luego saltar, sin problema alguno, a una secundaria convencional. Recuerdo que cuando le pregunté a uno de ellos como se había sentido en su primer día en secundaria me dijo: "Me dolieron las pompis de estar sentado pero..bien". Hoy en día, se puso en el tapete la discusión del tema: si un niño está o no listo, a los 3 años, para asistir a la escuela. Mi experiencia personal es que sí...siempre y cuando sepamos generar, dentro y fuera de la escuela, las condiciones necesarias para atender cabalmente a sus requerimientos. María Montessori hablaba de que hasta los seis años los niños tienen una mente absorbente": todo lo aprenden, todo lo archivan, todo lo guardan; y si a ello sumamos el trabajo coordinado de padres y maestros la tarea prácticamente esta hecha.
Para no ir más lejos, en mi familia todos iniciamos la primaria a los 5 años y hasta donde veo todos somos bastante normalitos. Que no me vengan a tratar de justificar con argumentos educativos fallas de índole política ¡por favor!... Mamá de Maure

Pensar la infancia con y desde las tecnologías


Por Cecilia Sagol
En el mes de julio se realizó en el Palacio de la Virreina, en la ciudad de Barcelona, El rei de la casa, Adultos a los diez, niños a los cuarenta. Una muestra multifacética sobre la infancia y sobre la relación del mundo de los adultos con el de los niños.

Cómo se ha considerado a los niños a lo largo de la historia, el amor, la muerte, el miedo y otros sentimientos que vinculan a los padres y a los hijos, los juegos, las canciones, los cuentos y otros elementos del universo infantil atraviesan y se plantean en varias instalaciones y propuestas, en el marco de las cuales los asistentes podían actuar y reflexionar sobre estas cuestiones.

Con muchos elementos de feria y happening esta muestra propone un recorrido innovador sobre este tema, poniendo en evidencia su gran componente imaginario y simbólico, y además señala una manera de enfocar y dar cuenta de forma clara, creativa y amena de una cuestión tan importante, en la línea de otros proyectos parecidos sobre esta temática como La ciudad de los niños, que el pedagogo italiano Francesco Tonucci desarrolló en la ciudad de Fano, Italia.

En el marco de una reflexión sobre los niños de hoy no puede faltar la tecnología, como diversión, hábito y también escenario cognitivo. En El rei de la casa ese segmento estuvo a cargo de Javier Candeira, editor del weblog Barrapunto. Si bien resulta difícil viajar a Barcelona para gozar de la muestra, se puede leer una entrevista a Candeira en en la que comenta las bases conceptuales del desarrollo del videojuego que presentó en la muestra.

Ese videojuego se denomina "El nuevo bosque de Internet y los videojuegos" . Candiera asimila a la web al bosque que en el imaginario de la infancia ha sido ese lugar temido, donde todo podía pasar. Los temores que se entrecruzan entre padre e hijos –que se tratan, como dijimos en otras zonas de la exposición– se corporizan hoy en la red.

Como explica el autor, "sería un videojuego (demostrando que el videojuego es un vector cultural, una forma de expresión artística, política o comercial como cualquier otra) acerca del triángulo que tiene por vértices la infancia, sus tuteladores (los padres, la sociedad), e Internet. Se trata de un pinball con dos niveles; uno ambientado en el mundo real y titulado como la exposición (se llama también "El rei de la casa"), y otro ambientado en un ciberespacio más o menos convencional".

La soledad es una grave enfermedad de los niños que hoy viven en las ciudades ricas

Francesco Tonucci
Entrevista a Francesco Tonucci........
Pregunta: Los niños también tienen algo que decir sobre la ciudad...
Respuesta: Claro, claro. Se podría hacer todo lo posible para que las ciudades sean lo que los niños esperan, desean, solicitan, porque sus deseos representan también los "deseos" de la ciudad. Hacer lo que los niños piden significa esencialmente defender el propio ser de la ciudad, conservar su naturaleza, su vocación de ser lugares de encuentro y de intercambio para todos los ciudadanos. La ciudad puede ser el lugar donde los deseos pueden hallar forma, donde las personas se pueden encontrar, donde pueden pasar y perder su tiempo, reencontrar los lugares del pasado, preparar el futuro. Donde los niños pueden crecer, descubriendo cosas nuevas, observando a los adultos, admirando los monumentos. Pueden aceptar, en cambio, ser arruinadas y borradas por los deseos más bajos de sus habitantes, en general de los más poderosos y prepotentes, por sus especulaciones, sus egoísmos, sus automóviles. Entonces las ciudades borran los deseos del anciano que quiere pasear, del niño que quiere jugar, del joven que quiere encontrar reserva e intimidad.
Pregunta: ¿Qué significa para un niño tener que decir ¡basta!?
Respuesta: Decir basta para un niño no significa volverse prepotente, desobediente o soberbio, como piensan muchos adultos. Al contrario, estos doce años de experiencia nos muestran claramente que los niños que no sólo conocen sus derechos, sino que también poseen instrumentos adecuados para defenderlos desarrollan un gran sentido de responsabilidad y de civismo. Saben comprender las situaciones, aunque consideran justo y una obligación rebelarse contra los abusos. Éste es el significado del nuevo logotipo de nuestro proyecto internacional La città dei bambini. En él, la niña, que representa a todos los niños, observa su ciudad, convencida de que podrá hacer algo para mejorarla, para salvarla. El tirachinas que sostiene a su espalda, simboliza sus armas: la palabra, los deseos, las ideas, la protesta. El Coliseo significa que la ciudad de Roma colabora con el CNR (Consejo Nacional de Investigaciones) en el proyecto internacional. Los niños, a los diez o a los once años se sienten ciudadanos, parte de su ciudad y responsables del bienestar de todos, especialmente de los más débiles.
Nota biográfica:
Francesco Tonucci, investigador del Instituto de Psicología del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR) de Roma, ha dedicado su actividad profesional al estudio del pensamiento y del comportamiento infantiles en el ámbito de la familia, la escuela y la ciudad.En 1991 promovió y dirigió el proyecto "La ciudad de los niños" en el Ayuntamiento de la ciudad italiana de Fano y desde 1997 está a cargo del proyecto internacional del CNR que lleva el mismo nombre. Desde 2001 es responsable científico del proyecto "Roma, la ciudad de los niños" del Ayuntamiento romano.Ha publicado, entre otras obras, La ricerca come alternativa all insegnamento, Firenze, 1972 (La escuela como investigación, Barcelona, 1979); A tre anni si fa ricerca, Firenze, 1976 (A los tres años se investiga, Barcelona, 1988); La valuazione como lettura dell esperienza, Bologna, 1978; Guida al giornalino di classe, Roma-Bari, 1980 (Viaje alrededor de "El Mundo", Barcelona, 1981) y La città dei bambini, Roma-Bari, 2002, 7ª edición (La ciudad de los niños, Madrid, 2001, 4ª ed.).También es dibujante utiliza el pseudónimo FRATO- y ha publicado, entre otros, Con gli occhi del bambino, Milano, 1981 (Con ojos de niño, Barcelona, 1994); La solitudine del bambino, Firenze, 1995 (La soledad del niño, Barcelona, 1994).